Bienvenidos a Alcañiz, la capital del Bajo Aragón. Una localidad turolense que cuenta con un valioso patrimonio cultural, monumental y artístico procedente de diferentes épocas y culturas. ¿Os gustaría conocerla?

Alcañiz es historia viva y leyenda, patrimonio, cultura y tradición. Alcañiz es gastronomía. Alcañiz es pasión por el motor.

Ubicada en la comarca del Bajo Aragón (es de hecho la capital) y bañada por el río Guadalope, Alcañiz ofrece a vecinos y visitantes un amplio abanico de posibilidades. Pero antes de entrar de lleno con todo lo que ofrece esta extraordinaria ciudad, vamos a remontarnos a su inicio. Y es que, según se cuenta, el nombre de esta localidad proviene del nombre árabe «Al-Qannis», en referencia a la gran cantidad de cañas que crecían en el río. Y a pesar de este «origen árabe», el Alcañiz que todos conocemos en la actualidad se remonta a la Edad Media. Un periodo al que pertenecen un buen número de elementos patrimoniales como el castillo Calatravo (siglo XIII), situado en el cerro del centro de la villa, la torre de la iglesia de Santa María la Mayor (siglo XIV), la magnífica lonja del siglo XV o los pasadizos medievales, la bodega y la nevera medieval, una impresionante sala subterránea de 20m de longitud, por 4 m de altura y 4 m. – situada en los subsuelos de la plaza Mayor – para guardar durante todo el año la nieve y el hielo del invierno.

El renacimiento también dejó una importante huella en la ciudad de Alcañiz. De esta época data la casa consistorial (siglo XVIII) situada en la plaza Mayor junto a la lonja, una figura que destaca por su riqueza ornamental y que sirvió de inspiración para varios ayuntamientos de la zona. ¿Recordáis el de Valderobres? Os dejamos una pista aquí. Siguiendo con el listado renacentista de Alcañiz, no podemos olvidar la iglesia (o ex colegiata) de Santo Domingo (siglos XIV al XVII), actualmente reconvertida en el espacio de historia ATRIVM, o numerosos palacetes construidos en piedra en sillería como la Casa Mainar (casa solariega de grandes proporciones donde actualmente se encuentra la sede de la comarca del Bajo Aragón) o la Casa Ardid, situada en la confluencia de las calles Mayor y Santa Pau (antigua calle de los Clérigos), reconvertida en centro cultural para albergar la biblioteca, el archivo municipal, el auditorio o el Instituto de Estudios Humanísticos (IEH).

Pero ahí no termina la cosa. El estilo barroco también irrumpió con fuerza en Alcañiz, dejando a su paso una gran cantidad de ejemplos de arquitectura religiosa como la iglesia de Santa María la Mayor (siglo XIV) o la ermita de la Virgen de Pueyos (siglo XIV), además de muchas otras iglesias como la del Carmen (siglo XVII), la de San Francisco (siglo XVIII) o la de los Escolapios (siglo XVIII). Un estilo que también dejó su huella en la parte sur del castillo o en el Palacio de Comendadores (siglo XVIII), actualmente convertido en Parador de Turismo.

Para finalizar, no podemos olvidarnos de las muestras del modernismo con sus características formas orgánicas y ondulantes, así como los motivos decorativos vegetales. Un ejemplo de este tipo de arquitectura lo encontramos en el paseo Andrade y en la casa Taboada, construida por Eduardo Jesús Taboada en la calle Alejandre, en el teatro, en el mercado o la conocida fuente de los 72 caños situada en la glorieta de don Telmo Lacasa.

Como se puede ver, pasear por Alcañiz es como viajar en el tiempo por diferentes épocas y culturas. Un legado extraordinario que refleja a la perfección las huellas de un rico y excepcional pasado que hoy en día mantiene muchas tradiciones como la Semana Santa.

Pero como hemos dicho en el inicio del post, Alcañiz es (también) gastronomía. Y es que este territorio cuenta con una excelente cocina en base a productos de calidad diferenciada DOP, como el aceite de oliva del Bajo Aragón, el jamón de Teruel y el melocotón Calanda, productos de calidad diferenciada IGP como el Ternasco de Aragón, así como productos frescos de la huerta local. Ingredientes fundamentales para la elaboración de platos como el cordero a la pastora, las alubias con perdiz, la fritada con caracoles, o el arroz de bacalao con patatas. Ah, por cierto, la repostería de Alcañiz es extraordinaria: tortas de alma, roscones, mantecados, almendrados, tortas o galletas entre otros.

Y para rematar la faena, si hablamos de Alcañiz a nadie se le va de la cabeza MotorLand, la ciudad del motor aragonesa, uno de los más importantes circuitos mundiales de Moto GP y Fórmula 1. Y es que, aunque históricamente los coches de carreras ya circulaban por el circuito (urbano) Guadalope, la pasión del Bajo Aragón por el motor se materializó en este recinto en el año 2009.

Alcañiz, como se puede ver, es un lugar extraordinario en todos los ámbitos para disfrutar de un fin de semana en familia o como amigos. ¿Todavía os lo estáis pensando?

Si os ha gustado Alcañiz, no os debéis perder algunas localidades cercanas como Calanda, La Fresneda o Calaceite.