Lo que no ves de la carne rosa es la sostenibilidad rural, social y medioambiental que hay detrás de una de las carnes de cordero más reconocidas.

Antes de explicar qué es “lo que no ves de la carne rosa”, vamos a poneros en contexto. ¡Atentos!

Lo que ves de la carne rosa

Hace un tiempo os presentamos «la carne rosa». Una campaña de comunicación basada en un argumentario sólido de diez aspectos, fruto del rigor y la objetividad científica de varios estudios realizados por tres grupos de investigación de la Universidad de Zaragoza.

Y es que los estudios nutricionales realizados durante más de 15 años con carne de cordero Ternasco de Aragón han concluido lo siguiente; «consumir la carne rosa de forma regular en una dieta sana, variada y equilibrada resulta saludable para el organismo».

Si bien hasta ahora os habíamos hablado de “lo que se ve” de «la carne rosa», es decir, que tiene las virtudes de las carnes rojas (carnes sabrosas y nutritivas) y los beneficios de las carnes blancas (saludables y equilibradas), el objeto de este post es acercar «lo que no se ve» de la carne rosa pero es igualmente importante. Es decir, la sostenibilidad rural, social y medioambiental que hay detrás de cada uno de los ganaderos que crían Ternasco de Aragón. Una de las carnes de cordero más reconocidas y valoradas.

Lo que no ves de la carne rosa

Lo que no ves de la carne rosa es un homenaje sincero a todos los que hacen posible esta carne sostenible. Y que, además, trabajan muy duro durante muchas horas, casi a la sombra de la sociedad.

 

1. Sostenibilidad medioambiental

Nuestros ganaderos practican la ganadería extensiva. De manera que favorecen el bienestar animal. Sacan a sus ovejas a pastar en libertad a diario e incluso, en ocasiones, recorren cientos de kilómetros en trashumancia o trasterminancia (variedad de la trashumancia caracterizada por movimientos estacionales de corto recorrido) para buscar pastos frescos.

Una práctica tradicional que permite aprovechar los recursos naturales de nuestro territorio, ejerce una labor polinizadora muy beneficiosa para el medio ambiente y la biodiversidad gracias al transporte las semillas mediante la lana y las heces. Además, ayuda a prevenir – de forma eficaz – la propagación de incendios.

Esto se debe a que las ovejas, en su trasiego por los montes y campos, limpian la cubierta vegetal que arde como la yesca en los meses más secos. Está comprobado que en aquellas zonas donde existen ovejas pastando el riesgo de incendio es casi inexistente.

Para terminar, otro aspecto reseñable. Y es que algunos de nuestros ganaderos contribuyen a mantener ciertas razas autóctonas aragonesas que actualmente se encuentran en peligro de extinción. Es el caso de la Maellana y la Ansotana. Algo que dice mucho de ellos.

Lo que no ves de la carne rosa | Ternasco de Aragón

*José María Bonfil, ganadero de Cretas (Teruel) con su rebaño de ovejas de raza Maellana

2. Sostenibilidad de la economía rural

Los ganaderos con sus rebaños de ovino han sido los auténticos motores del desarrollo rural de Aragón durante siglos. Y es que aportaban importantes recursos textiles, alimentarios y útiles para la vida diaria.

Una vinculación histórica en los municipios de Aragón que se ha materializado en un alto compromiso de sus habitantes con la economía rural aragonesa, con su cultura y su medio de vida, favoreciendo la subsistencia de los pueblos y luchando contra la despoblación.

Lo que no ves de la carne rosa | Ternasco de Aragón

*Simón Cortés de las Parras de Castellote (Teruel) con su rebaño de ovejas de raza Ojinegra de Teruel

3. Sostenibilidad social

El esfuerzo, la pasión y el compromiso de cientos de ganaderos y ganaderas de nuestro territorio por conservar las cosas auténticas de la vida. Son muchas las familias que han dedicado su vida y su tiempo a esta dura profesión. Y hoy en día siguen viviendo de este oficio milenario. Una forma de hacer que ha forjado ese carácter afable, cercano y noble que les caracteriza.

Lo que no ves de la carne rosa | Ternasco de Aragón

*José Luis Larraz de Novés (Huesca) con su rebaño de ovejas de raza Rasa Aragonesa. Al fondo, su hijo José Luis.

En definitiva, «lo que no se ve de la carne rosa» es el trabajo tan importante que realizan a diario todos esos ganaderos y ganaderas de nuestro territorio y las repercusiones más que positivas (y en cualquier ámbito) que se derivan de todas sus labores. Esperemos que con el tiempo no se le olvide a nadie.

 


Campaña cofinanciada por el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER), por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y por la Comunidad Autónoma de Aragón.